Collage de Susana Loureda @collage_errante
Siempre algo nuevo, siempre algo distinto, a veces sencilla, otras esplendorosa, ayer futurista, hoy nostálgica… Pero no por ello debemos pensar que es caprichosa. Aunque superficialmente nos pueda parecer que la moda responde a la fantasía de sus creadores, nada más lejos de la realidad; la moda siempre es expresión de su tiempo, y sólo cuando coincide con nuestros anhelos y aspiraciones más profundas, nos rendimos a sus pies.
Curiosamente parece que lo conocemos todo sobre ella. Disponemos de numerosas y magistrales historias del vestido, precisas monografías sobre el oficio, estudios sociológicos sobre gustos y estilos e innumerables datos estadísticos sobre producciones y consumo. Pero no nos engañemos, en el fondo, toda esta riqueza informativa oculta una verdadera incomprensión del fenómeno. Y este es el gran enigma de la moda; tan conocida y tan misteriosa. ¡Tan cautivadora!.
Quien piensa en la moda como mera ropa se equivoca; encontrar la perfecta armonía de formas, movimientos y colores habla de arte y civilización, incluso de espejismo. Identificar la moda como simple manifestación de vanidad sería caer en una visión simplista de la realidad, pues la moda nos acompaña siempre, evoluciona con nuestra persona, con la sociedad, con las ideas… Su presencia, siempre en constante movimiento, es efímera y permanente.
Como el aire que respiramos, la moda es todo y es nada.