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El color blanco ¿Desde cuando?

7. El color blanco. ¿Desde cuando. Collage de Susana Loureda. @collage errante

Collage de Susana Loureda   @collage_errante

 

Desde siempre. El blanco es el color que asociamos al lino, la lana y el algodón, fibras utilizadas desde la antigüedad para la elaboración de tejidos. Los sumerios ya utilizaban vestimentas de lana,  los egipcios de lino y en lugares tan distantes como México, África oriental, el Valle del Indo y Persia ya conocían el algodón.

Y no sólo eso, el blanco siempre ha sido el color que mejor ha simbolizado la limpieza exterior y la pureza interior. Con este significado el blanco se convirtió en el color de los seres supremos, y de los ciudadanos de la antigua Roma. Ya en la Edad Media llevar una impoluta camisa blanca interior se convirtió en un auténtico símbolo de clase.

Estuvo oculto bajo las prendas durante cientos de años, pero  en el siglo XVIII el blanco vivió su propia revolución y volvió a descubrirse en todo su esplendor con los vestidos de las “maravillosas” que se vistieron como auténticas diosas griegas, a pesar de la llamada entonces “enfermedad de las muselinas”  o pulmonía, que se cobró no pocas vidas.

Aunque estaba  claro que esta moda era poco práctica para durar, el blanco se quedó para siempre convirtiéndose en el color más elegante, pues empezó a indicar el estatus social de la mujer; en una época en la que no había lavadoras, las damas de buena posición querían mostrar que tenían criadas encargadas de mantener inmaculada la blancura de sus vestidos.

Y con esta moda nació el tradicional traje de novia de la mano de la reina Victoria  de Inglaterra, la primera en marcar tendencia con un velo blanco que causó sensación. Su retrato de boda del año 1840 se extendió por toda Europa y rápidamente comenzaron a imitarla las mujeres de la alta sociedad.

Ya en la segunda mitad del siglo XIX la vestimenta femenina empezó a incorporar elementos de la indumentaria masculina como la camisa blanca  que fue cada vez más aceptada como prenda básica, llegando a convertirse en el uniforme de las mujeres trabajadoras de principios del siglo XX. Una camisa blanca impoluta significaba corrección y pulcritud.

Llegados los años 30, el color blanco empieza a adquirir otro significado de la  mano de una   auténtica maestra de la costura; Madeleine Vionnet, sus vestidos de seda blanca,  drapeados y cortados al bies ofrecían un resultado tremendamente sexy y glamuroso. Un arma infalible para las actrices de Hollywood que querían hacer una entrada triunfal en la alfombra roja.

Y el blanco siguió rompiendo moldes. En los años 60, en plena era espacial, se convirtió en el color más moderno con André Courrèges y sus creaciones futuristas. El diseñador buscaba el brillo, la frialdad  y la pureza.  Todo esto lo encontró en el color blanco.

A punto de finalizar el siglo y doscientos años después de la Revolución francesa vuelve el blanco a ser protagonista con tejidos delicados y líneas depuradas, esta vez de la mano del  minimalismo de Helmut Lang, el diseñador más imitado de los noventa.

Hoy en día el blanco continúa reinando en la moda en todo su esplendor: desde los confortables tejidos tradicionales hasta los diseños más modernos y vanguardistas, desde el más inocente vestido de novia, al  más sensual de la fiesta, desde la  más íntima prenda interior al más espectacular de los trajes. Todo eso significa el blanco; un color, no color, que en realidad es la suma de todos los colores de la luz. Un color que lleva asociados sentimientos y cualidades propios, que nunca asociaríamos a otros colores.

Tradicional y  moderno, inocente y seductor, elegante y llamativo.

Y es que el blanco es el color más perfecto. Por eso nos ha acompañado desde siempre.