La respuesta se pierde en los anales de la historia, pero podemos intuir que si hubo una primera prenda, la más primitiva, ésta sería un aro y lo más probable es que fuera un aro alrededor de la cintura. Ésta es una forma de adorno que aún puede encontrarse en algunos pueblos y que incluso ha persistido en las primeras civilizaciones como la egipcia.
Esta banda alrededor de las caderas se puede usar sola, aunque comúnmente se complementa con otras formas de decoración “circular” en otras partes del cuerpo, como los brazos, las piernas y el cuello. También se le puede añadir algún pequeño material confeccionado a modo de delantal, que cuando llega a tener un tamaño suficiente da lugar a una falda, que sería la forma más simple del llamado traje tropical. En una elaboración posterior esta falda puede ser complementada con alguna prenda ligera en la parte superior del cuerpo o la misma falda puede ser elevada hasta cubrir el pecho, pero normalmente las prendas en sí permanecen sueltas y livianas.
Los materiales empleados en las formas más simples de esta primitiva indumentaria son en su mayor parte productos vegetales como hojas y flores y se relaciona con el posterior desarrollo del arte de trenzar y tejer. Ya en un nivel más alto de desarrollo pueden prepararse prendas más permanentes de lino o algodón. Este tipo de indumentaria se usa en muchos lugares cálidos del mundo y en su desarrollo más complicado, constituye la base de la vestimenta de algunos pueblos como los trajes rectos del antiguo Egipto o los saris de la India. La ropa de la mujer europea, que hasta bien entrado el siglo XX ha conservado en exclusiva el uso de la falda, también se incluye en esta categoría de traje tropical. Los hombres, por el contrario, se han decantado durante los últimos 1.400 años por la llamada indumentaria ártica.
Caracterizada por prendas que se ajustan al cuerpo y lo cubren enteramente de forma bifurcada, a modo de mangas y pantalones, la indumentaria ártica en sus inicios, parece estar especialmente asociada con la población de Mongolia cuyas migraciones debían dirigirse hacia las tierras más frías del norte, pues el paso hacia el sur estaba obstruido por la más formidable de las barreras naturales; la cordillera del Himalaya.
En este ambiente donde escasean las fibras vegetales, los animales lo son todo; son los que proporcionan alimento y calor. Si bien en un principio se utilizaron las pieles a modo de capa, la necesidad de cubrir el cuerpo estrechamente para protegerlo y al mismo tiempo permitir la libertad de movimientos, hizo que el ser humano adquiriese una gran habilidad en la preparación y adecuación de las pieles, conviertiéndose éstas en los elementos esenciales del vestido. Así con la ayuda de agujas de hueso y tendondes de animales, nació hace más de 40.000 años, el arte de la sastrería.
Pero esta ya es otra historia …
Ejemplos de traje tropical: los Korowai, pueblo aborigen de Nueva Guinea Occidental, con cintas alrededor de la cadera y faldas vegetales, al igual que las mujeres del Antiguo Egipto hace miles de años y las mujeres de las Islas Salomón todavía en tiempos recientes.
Familia perteneciente al pueblo Ona, originario de la Tierra de Fuego. Esta etnia poseía una resistencia excepcional al frío extremo, propio de esas latitudes, pues sólo cubrían sus cuerpos desnudos con pieles a modo de capa, como podemos observar en esta foto de principios del siglo XX.
Niñas Inuit con la típica indumentaria ártica: chaquetas con mangas, pantalones y botas, vestimenta que ya requiere el manejo del corte y la aguja.